Un rosario de huesos. Jorge Humberto Chávez

jorge-humbertoEl poeta mexicano, Jorge Humberto Chávez nos comparte una selección de su libro Un Rosario de huesos, recientemente publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, el primer poemario que el autor presenta después de haber obtenido el Premio de Poesía Aguascalientes, en 2013.

 

 

 

Un rosario de huesos
Jorge Humberto Chávez

 

Un rosario de huesos

               Sus huesos empezaron a llenarse de ruidos
                                            Gabriel García Marquez

 

Apenas ayer estaba el hombre pensando en la gracia
     [de la muerte
recién habló de la vanidad de la poesía y centró
     [su pensamiento
en la forma de su fenecer y en la observación del beneficio
     [de cesar
hoy que la muerte ha llegado y que ha cumplido su proceso
     [y forma
oh caminante cruzas por este páramo que linda con el sendero
y te dispones a una conversación sobre la fosa yacente bajo
     [la tierra
ahora te digo esto que no sabes y que no puedes saber porque
     [debajo
están los huesos blancos y pelados esperando tu voz para
     [despertar
quizá creas que en la muerte no existen la reflexión
     [ni la escucha
y que sólo se trata de yacer sin animarse por la palabra
     [o el pie que pasan
pero llega tu voz
          y esa es la cavilación que ocupa
                                   a nuestros huesos.

La noche del negro elefante

            …Nayeli, joven de dieciséis años de edad,
            que fue reportada desaparecida el 13 de octubre pasado
            cuando salió de su casa para ir a la preparatoria…

                                                                   El Sol de México

Es claro que un hijo no debe olvidarse de sí
debe por ejemplo decir mamá hoy no me esperes
así la muchacha de dieciséis que pide irse al bachiller sin vigilo
la tarde de hoy en que pájaros insectos bares autos
extienden la red por la que ella no regresará a casa
para ti y para mí ningún día será tan difícil de vivir como éste
y aunque yo te acerque la forma de ir a dormir la noche
sabes que será imposible darte amparo
que nada podrá hacer la mano de alguien
para poner un poco de paz en tu cabeza
el sol de la fecha que cae puede arruinar cualquier día de paseo
en la hora ominosa la nube gorda pedirá el llover
y entonces la oscuridad y el fango harán múltiplos del dolo
     [ y el llanto
quizá ya tengas el pensamiento de que la hija no regresará
     [a tu puerta
y eso lo estaremos conversando después y para siempre
pero ahora estás sola en la estancia esperando oír a la llave girar
y yo no sé en verdad si debo seguir en camino a estar contigo
o empezar a buscar en las calles a que la negada ciudad
     [me dé algo que te alivie
o parar en cualquier parte a pedir un trago que me ayude
     [en esta hora crucial
o pisar fuerte el acelerador de mi auto hasta encontrar
     [de frente
esa fuerza definitiva e inamovible que sabemos espera
     [tras el negro elefante

 

Poema de un final

Esa mañana pasé a ver a mi padre al hospital
y lo encontré en su cama observándose
perfectamente en el aseo de la vida sus manos
límpidas sus manos

muy serio me dijo que jamás había robado un céntimo
que no debía estar ahí preso por qué
y en la tarde siguiente pasé otra vez a verlo después
     [de la cátedra
lo encontré pensativo en su cama besé su frente
no sé para qué me trajiste al mar si no puedo
ir allá abajo a ver llegar las olas me dijo

—todo esto ocurrió porque desde la suave membrana
de su hígado había un ruido de dagas pequeñísimas
que iban y venían socavando hendiendo clavando
ese cuerpo que aún no estaba listo con su morir—

el aroma del vino escapa de la copa
los veloces vencejos se arremolinan en el aire
las corolas se enhiestan para ser besadas por el sol
la belleza nos acomoda los días en el contento

la muerte siempre avanza en contra del deseo
la disolución de los hombres oculta un signo hueco
no vemos sentido es vivir para morir más tarde
algo hay en el descenso que nos aturde y niega

pensando que estaba preso o encerrado
en un hotel que al final es lo mismo
mi padre acabó su edad
un mediodía largo de verano

hoy hermanos y yo nos reunimos para celebrar
los días con él disciplinados satisfechos
primero baltazar e irma luego joaquín
y yo y los demás bien limpios y serenos

en esa fila negra de la sucesión

 

Historia de las hojas

La raza de los hombres se parece a
las hojas que el viento arrastra por el suelo:

Homero, La Ilíada
VI-119-151

Y como las generaciones de las hojas
son las humanas.
Ahora nos vamos
pero no importa
porque otras hojas
verdecerán en la misma rama.

José Emilio Pacheco, Irás y no volverás

Qué hace que un hombre muera todos los días de ganas de
     [morir en breves átomos en minúsculas moléculas de vida
hojas y hojas
que tu esposa y tus hijos se empecinen en que pierdas una
     [pierna y no te permitan transitar entero al moho
y profundas raíces buscando con sus dedos entre la
     [humedad verde
mi madre me habló en la hora de comer y me dijo que estaba
     [muy enferma que no llegaría a las 3 de la tarde y así fue
hojas y hojas y hojas
un mediodía olvidé un amor junto a un ventanal y no pude
     [decirle adiós porque soleaba y yo debía acercarme a la
     [sombra del árbol
hojas y hojas revolviéndose
a veces creo que no estoy conmigo y que una carcasa de
     [alguien más está hablando por mí en los oratorios
—hojas y hojas por el suelo
ella colgó el teléfono después de conversar y aceleró
     [su automóvil a ciento cincuenta por hora contra el muro
hojas y hojas del otoño
el viejo antonio dijo a su mujer qué deseaba desayunar
     [al día siguiente pero no alcanzó a oler el guisado en la mesa
— hojas y hojas hojas hojas hojas
mi padre no soltó una lágrima aquella mañana que le mostré
     [el cuerpo de su hijo más pequeño derrengado por un rayo
otoño otoño otoño y las albas destruidas

 

Piedras de reposo
de María Auxiliadora Álvarez

Mientras el padre en el patio salaba la carne
para el habitual asado del domingo
y el hijo mayor destapaba las primeras cervezas
y la madre disponia las verduras para el aceite en su cocina
una camioneta apareció en la bocacalle

los hombres pararon frente al porche de la casa
y dejaron caer una ristra de munición en la línea recta
sobre los muros las ventanas los cuerpos las botellas
tres vidas tronchadas sobre el pasto seco
la mujer que sale bajo el sol suspendida en un grito

el hijo mayor y el padre permanecen inmóviles
el menor apenas responde a las voces que llegan
una ambulancia anuncia sus sirenas ya próximas
la cuidad desciende de nuevo a su sustrato
nadie pregunta nadie explica nadie nada remedia

así es como se vive el mediodía del domingo
y así es como se muere en el luminoso mediodía
de poco sirve el consuelo porque dios está lejos
el juez duerme aún la resaca en palacio
y el policía está obligado a sólo observar de lejos

y esto lleva a la madre a mentir la circunstancia
frente al hijo en la cama del hospital diciéndole
déjate ir déjate ir porque atrás del sufrimiento
hay reposo en la piedra y pequeñas estrellas
que ya van a escribir las letras de su nombre

 

Jorge Humberto Chávez (Ciudad Juárez, 1959), poeta mexicano. Autor de múltiples libres. Ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013, otorgado por Hugo Gutiérrez Vega, Efraín Bartolomé y el poeta cubano Nelson Simón, con el libro TE DIRÍA QUE FUÉRAMOS AL RIO BRAVO A LLORAR PERO DEBES SABER QUE YA NO HAY RÍO NI LLANTO, publicado por el Fondo de Cultura Económica, México, 2013, con reimpresiones el mismo 2013 y 2018. Fundador del Encuentro Nacional de Escritores de Tierra Adentro. Fundador del Festival Internacional Chihuahua en Ciudad Juárez. Fundador y Coordinador del Encuentro Internacional de Escritores Literatura en el Bravo. Curador del Festival Internacional Letras en San Luis. Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México. Radica en San Luis Potosi y actualmente es curador del Festival Internacional de Novela Negra Huellas del Crimen y de la Jornada Nacional de Literatura Los Testigos de Madigan.