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¿Qué decimos de los higos?. Marilyn Contardi

marilyn-contardiEscritora mexicana, Tania Favela entrevista a la reconocida traductora, cineasta y poeta argentina, Marilyn Contardi, y nos ofrece una breve muestra de su obra poética.

 

 

 

¿Qué decimos de los higos?
Marilyn Contardi

Entrevista Marilyn Contardi por Tania Favela

 

T. F.: ¿Qué es para ti la belleza y cuál es su relación con la poesía, con el arte en general?

M. C.: No podría decir qué es la belleza separada de la forma que reviste en el momento en que la vemos y estamos absortos o deslumbrados por ella. Aparece bajo todas las formas imaginables, es inapresable, tratar de definirla  sería como tratar de enjaular un colibrí. La poesía que nace de una conmoción interior, de un encantamiento, una exaltación, un rapto, va unida inexorablemente a la belleza, nace de lo mismo que la belleza provoca. Desde tiempos remotos los seres humanos hemos sido cautivados por la belleza que se encuentra en la naturaleza y hemos permanecido absortos en su contemplación; de la capacidad de asombro han ido naciendo las expresiones artísticas, pero no hago sino repetir lo que ya ha sido dicho.

"La belleza es la verdad, la verdad la belleza, esto es todo lo que sabemos en la tierra, y lo único que necesitamos saber", escribe Keats, y con eso nos conmueve, además de convencernos de que no podríamos decirlo mejor.

 

T. F.:La luz en el cine es un elemento fundamental, ¿lo es también para ti en la poesía? Te lo pregunto porque en tus poemas percibo reflejos, destellos, juegos de luces y de sombras donde los objetos y las sensaciones crean atmósferas singulares y concretas.

M. C.: "Hágase la luz y la luz se hizo", ¡está ahí desde la creación! Todos nos embelesamos con los brillos y sus combinaciones infinitas con las sombras,  cuando toca el agua, los árboles, las formas que encuentra. He vivido siempre en espacios abiertos, la presencia de la luz fue yes parte del paisaje que me rodea, y seguramente ha tenido mucho que ver con mi manera de "estar en el mundo", si esto no suena demasiado exclusivo. Pero qué diferencia tan enorme decir "Hágase la luz y la luz se hizo" para aludir al comienzo del universo como se hace en el Génesis y decir "Big Bang" como se lo llama ahora, algo se nos fue perdiendo por el camino, no?

 

T. F.: Uno de los ejes de En constante inconstancia es el tiempo; la recuperación del pasado (la infancia, el recuerdo, la memoria), a través del presente de la escritura. Me parece que en esa recuperación los sentidos juegan un papel importante: oler, gustar, tocar, ver, oír.

¿Cómo logras que a través de ese mundo sensorial el recuerdo se vuelva una presencia palpable?, y, ¿qué es para ti el tiempo?

M. C.: Por los sentidos aprehendemos el mundo, lo sensorial es fundamental. Todas las artes son de algún modo hijas de los sentidos, de la conmoción o deslumbramiento que nos llega a través de los sentidos. García Lorca hace hincapié en que la calidad de un poema depende sobre todo de la calidad de sus imágenes, y que todas las imágenes se abren sobre un campo visual; señala, además,  que la metáfora, que "une dos mundos antagónicos por medio de un salto ecuestre", está siempre regida por la vista, y piensa que el poeta debería ser eximio conocedor de los  cinco sentidos, poniendo en primer lugar al de la vista, pero enseguida viene el oído y siguen  todos los otros. Si de verdad los sentidos son las puertas por las cuales salimos al mundo y el mundo entra en nosotros, deberían estar abiertas siempre de par en par.

El tiempo es algo inaprensible y cambiante como la luz, pero a ella la vemos, la sentimos mientras él es invisible, solo percibimos lo que consideramos marcas de su paso o conocemos algunas de las consideraciones que se hacen sobre él. Vemos ruinas o fotos del pasado y hablamos del paso del tiempo, que tiene formas y sustancias distintas, el de las ruinas y fotos antiguas  no es el mismo que consideramos cuando decimos: ¡Cómo pasa el tiempo, tengo que irme! Hasta cierta edad vivimos fuera del tiempo, aunque sí estén sometidas a él las distintas personas y cosas que nos circundan; pero a nosotros no nos toca, somos inmunes a él. En algún momento sin darnos cuenta pisamos el umbral de su casa y ahí todo empieza a cambiar, a moverse de otra manera; seguirá siendo un enigma, pero ahora camina a nuestro lado.

Pero si realmente existe y su fatalidad es la de no poder detenerse nunca, nos deja a su paso como la estela nacarada del caracol, una fidelísima confidente que crece con nosotros: la memoria.

 

T. F.: ¿Qué relación tienes con la poesía china o japonesa, o incluso con las filosofías orientales: ¿sientes que tienen algún vínculo con tu obra?

M. C.: El conocimiento de los poetas chinos y japoneses llegó bastante tarde;  no puedo pensar en una vinculación más o menos reconocible.

 

T. F.: Háblame de la relación que se da entre el paisaje, la naturaleza y la palabra, y de cómo ciertas vibraciones de la naturaleza se entreveran con los sonidos y las letras en tus poemas. Pienso en la obertura de tu libro donde escribes: Encontrar la palabra mañana que sea la mañana,  ¿Cómo captas y haces resonar esas voces, intensidades y sonidos en tu poesía?

M. C.: No es que yo las capte, creo más bien que vienen solas, vienen y se entremezclan ellas solas. ¡A lo mejor me ven disponible! ¡si las pensáramos dotadas de voluntad! en ese estado de disponibilidad del que hablaba Edgard Bayley. A veces hago el camino inverso, me gusta imaginar cómo habrá sido el comienzo de todo esto, cómo tal sonido adhirió o se alojó en determinada forma, en el origen de tal letra. Si imaginamos que estamos en un tiempo en el que no hay escritura, hablamos, cantamos, bailamos pero no escribimos, y un buen día alguien, haciendo dibujitos en la arena, hace un círculo y llama a eso "o", dice, esta es la forma de ese sonido que cuando hablo sale así —y la pronuncia—: "oooo" y se me ocurre darle esta forma —tal vez copiando sin  pensar la forma de la boca cuando la pronuncia— es extraño eso. Sé que no ha ocurrido así, pero podría haber sucedido de maneras tan extrañas como esa en etapas sucesivas, es misterioso ese momento del nacimiento de la letra, de la escritura. Por qué la "m" tiene esa forma, o la "p". Creo que esa sería la especie de intuición o la pretensión —en las actividades humanas hay mucho de pretensión— que podría estar oculta en la palabra: "capturar", o hacer aparecer el objeto al nombrarlo. Y sigue siendo misterioso la relación entre la palabra y lo que la palabra nombra, entre las palabras y las cosas. Por eso y por muchas cosas más, me parece que no hay que ceder a la tentación de hablar usando siglas, estamos invadidos por: ONG, IFE, AMBA, API, OMS, UNL, PYME, etc, ¡que además tienen la pretensión de ser escritas con mayúsculas! Lo digo como distensión, pero son un síntoma, y de algo que no parece benigno.

 

T. F.: Tu mirada poética tiene la cualidad de recuperar el asombro ante el mundo. Jorge Monteleone en el prólogo a tu obra reunida habla de la relación que existe entre la infancia, la mirada animal y la visión poética. ¿Cómo percibes estas relaciones dentro de tu propia concepción de la poesía?

M. C.: Mario Trejo decía que todos, no solo los poetas, tenemos dos patrias: la infancia y los amigos. Ahí está la base de lo que vendrá después, tanto en la vida de cada uno como en el trabajo poético.

 

T. F.: ¿Qué significa para ti pertenecer a esa tradición que Monteleone llama la de los Poetas del Litoral, que tiene que ver con una región pero también con poetas y miradas poéticas muy diversascomo las de Juan L. Ortiz,Hugo Gola, Juan José Saer, Juan Manuel Inchauspe?

M. C.: De los poetas que mencionás, he sido y soy,  en el caso de Ortiz a quien conocí a través de Hugo,  una admiradora y lectora consecuente, a Saer y Gola me ha unido una gran amistad,  la relación perdura ahora a través del recuerdo y la lectura de sus obras, puedo decir lo mismo de Juan Manuel a quien tuve la suerte de conocer aunque nuestra relación de amistad fuera más breve.

 

T. F.: ¿Cuando escribes tienes algún lector en mente?

M. C.: No —al menos no se presenta con la suficiente claridad como para yo lo perciba—

 

T. F. ¿Qué es para ti lo que hace que un poema sea un poema y no sólo un juego retórico?

M. C. Oh, no sé si hay tanta certeza en que no lo sea, en todo caso para su autor. Crecí en una época en que los poemas tenían rimas, en nuestros libros de lectura encontrábamos sonetos, forma clásica, ni decirlo, afiligranada por tanto fino orfebre, los poemas que memorizábamos tenían rima, de gran ayuda para memorizarlos. En mi infancia se cantaban y bailaban rondas, las letras y melodías son simples, pero algunas son muy lindas, muy ritmadas, con la fuerza que le da la repetición de los acentos,  como para invitar al cuerpo a moverse. Eso pudo haber colmado en alguna medida la necesidad de andar ensayando toda suerte de licencias poéticas y juegos expresivos, haber saciado en cierto modo esa necesidad, si es una, de los juegos con las palabras que se agotan en sí mismos. Pero aún así, la necesidad de sorprender, de lograr efectos es capaz de asomar por allí —no sé si tan inocentemente— bajo las apariencias más nobles.

 

Una mañana en el patio
Marilyn Contardi

 

Una mañana en el patio

El gato viejo ha despedazado
una rata, y se la come

o, tal vez, es un topo,
un torpe, incauto topo;

salió´ a respirar aire fresco
y se topó con las fauces

sólo queda medio cuerpo
conentrañas

el pelaje suave, aún tibio,
y una patita de dedos rosas
toda de terciopelo.

Lo llamo, levanta la cabeza
y me mira, teme el reto,

o
hay desafío de bestia
en la mirada?
La boca es un cruel orificio
empapado de sangre.
Un vampiro, un ser diabólico.
Le quito los restos, los entierro.

Mi gato va a echarse al sol
entrecierra los ojos y se lame,
tan calmo, tan sosegado
tan tierno.

¿Cómo habrá´ sido
que empezamos
a separarnos?

¿En qué altura del tronco
empezaron a crecer,
separadas,
nuestras ramas?

Mamá desde la galería,
contempla.
Junta las manos, golpea,
suavemente,
una palma contra la otra
siguiendo un ritmo:

chiqui-chiquichi
chiqui-chic

mira a lo lejos,
donde aparecen
las visiones
mientras me alejo,
la oigo cantar bajito.

Es cierto:
ella comprende
tantas cosas…

 

Los higos

¿Y los higos?
¿qué decimos
de los higos?

Las brevas
ni empezaron
a madurar

están verdes
y duras
como las moras

pero
ya hay
algunos
duraznos

… ¿podríamos mientras tanto
ir poniendo
a enfriar
algunos
para la cena?

 

Un rayo de sol

Un rayo de sol
se hunde
en la taza de té´,
¿lo bebo?

 

Marilyn Contardi (Zenón Pereyra, 1936) Poeta, cineasta y traductora argentina. Fue profesora del Departamento de Español de la Universidad de Rennes, y desde 1985 es docente en la Universidad Nacional del Litoral desde. Su obra poética se compone de Los espacios del tiempo, El estrecho límite, Los patios y Cerca del paraíso, entre otros. Los títulos anteriores y poemas inéditos se encuentran en su obra reunida: En constante inconstancia, publicada por la Universidad Nacional de Entre Ríos en el 2018. Entre su obra cinematográfica destacan Zenón Pereyra, un pueblo de la colonización, Homenaje a Juan L. Ortiz, Momentos Musicales.

Tania Favela (Ciudad de México, 1970). Es poeta, ensayista, traductora y profesora de letras en la Universidad Iberoamericana. Del 2000 al 2010 formó parte del consejo editorial de la revista El poeta y su trabajo, dirigida por Hugo Gola. Es autora de los libros de poemas Materia del camino (2006), Pequeños resquicios (2008) y La marcha hacia ninguna parte (2018).