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Los otros. Mery Yolanda Sánchez

mery-yolanda-sanchezDesde Colombia la escritora Mery Yolanda Sánchez nos cuenta historias mágicas por medio de la presente selección de sus poemas.

 

 

 

Los otros
Mery Yolanda Sánchez

 

La pregunta

Te han tirado al patio de las ranas. Sobre ti, pompas de jabón. Te preguntabas por qué las gallinas son tristes y van con una queja eterna. Hoy te picotean y no saben qué eres. Alguien te habrá mirado por última vez como un mal recuerdo. Nunca supiste estar de pie, no te gustaba estar pendiente. Sin embargo, te acostumbraste a dormir con ropa por si te sacaban con el sueño. 

Heredad

Ahora solo de lejos puedes mirar la propiedad de tu tierra. Alguien te contó de las primeras guerras donde el arcabuco festejó las cenizas en el olor a albahaca. Te resignas al roce de los peldaños donde se abren las bocas de las distancias. Y no hay paz en ti porque te dejaron la fría costumbre de contar los vacíos. 

Encuentros

Recuerdas cuando te reuniste con los verdugos en la casa del pan y te viste en la tierra desolada y volviste en saltos sobre las  horquetas sin nombre. Ni siquiera fechas en los caminos. Remolinos de polvo te hablaban del viento y te abrazaban y te mandaban a botes por las montañas. Te enredaste con un poco de sal que no hacía falta porque vacas y maíz se habían cansado de resistir.

Arroz

Regaste las semillas que crecían en los cráneos y viste las niñas que volvían para cambiar de ropa a sus muñecas y acariciar casitas de algodón. Te fuiste con el susurro de las matas de plátano y no alcanzaste las faldas de la anciana que volvió para terminar de amasar el pan. Sabrás que ahora nadie se quiere ir y que por pedazos retornan las sombras para acomodarse otra vez, pero no encuentran dónde poner los pies.

Los otros

No alcanzaron a sentir miedo. Cuando los cortaron el dolor llegó primero, la boca de la bota en la cara. Pronto el susurro de la sierra fue lejano. Un pajarito almorzó los pecados de las vísceras.
Sus sombras siguen y recogen los sombreros que atajó el viento. 
Las mujeres orinan cualquier lugar.
Los niños se volvieron ancianos amarrados a los alambres de púa.
Tres territorios debajo de las carcajadas de los asesinos.
Y sus sombras también son perseguidas, señaladas y marcadas desde los pájaros metálicos, dueños del cielo

Lecciones antiguas

El camión avanza,
hombres aprietan últimos recuerdos en sus ojos.
Luego, de rodillas junto al río.
No alcanzan el frío, ni la certeza de los peces en sus bocas.
Papá ebrio se lanza al vacío hasta quedar con vida.
Aseguran, que la flor nacional es una orquídea negra.

El baile

Las cantaoras atraviesan la calle de la oscuridad y entierran los caballos del ruido. Y tú ahí, caído, en un asiento perpendiculara la pared ves pasar el cortejo de las navajas. Cae la tela que cubre un rostro, tal vez el mismo que vocaliza la marcha delas candelillas. Secas tu llanto con las prendas de los gritos en la coreografía de hombres alineados. Estás en la memoria del almendro, con bailadores en el lienzo, en la liviandad de niños descalzos que ríen y saltan sin temor a pisar un estruendo.

Telares

Del olvido sabías, es una madeja de difícil comienzo. Se desenreda el cadejo, se hacen telas donde se amontonan y guardan historias de los cuartos fríos. Sabías que los mancos llevan con orgullo una llave de dos manos para asegurar la angustia.

De fácil aplicación

De ella te contaron que nunca supo por qué al salir de su casase quitó el reloj. Llueven babosas en la piel. Que su tiempo fue el garrotazo que duró seis años de trece meses. Caen rayos y centellas en la radio. Te dijeron que al comienzo preguntó por utensilios y el comandante rió. Se sacude el río en las sombras del sol que cierra la selva. Que la llamaron con varios adjetivos hasta perder el equilibrio y que felicidad fue una pata de gallina en la torta de cumpleaños sobrados de los victimarios. Olvidaron decirte que en la última escena ella se soltó de los ataderosy al público no le gustó.

Dos días para Lázaro

El otro día, en la Casa de Justicia ladró
cuando las llamas le quemaron el hocico.
Olió a los que en fila fueron trasladados
a la casa ciega de la esquina,
donde muchas veces batió la cola
en desfile militar.

Es viernes, el viejo Lázaro perro de andén
entra a un restaurante y es retenido,
lo que menos quería era un expediente
le confirmaría ser hombre.

Ahora todos le miran, le señalan,
le hacen advertencias, posibles condenas
él busca su cola
y las dos patas que dejaron como huellas.
Firma,
llora y necesita un abrazo.
Llora, firma y busca un pañuelo,
firma, llora y pregunta por un beso.
El hombre que le acompaña
gruñe como él lo hacía antes.
Lázaro sólo llora y firma.

La perrita de humo en los ojos
escarba al otro lado de los barrotes.

Afuera leen las listas, Lázaro no se escucha.

 

Miedo

Sentir por las piernas
la respiración
del compañero desaparecido.

 

Periódico viejo

Cuando ya no importa
que los muertos se mojen
es fácil cubrirnos de la lluvia
con un periódico viejo
las manchas de las noticias
se deslizan por el cuello
dejando nombres propios en la piel.

Recorremos el invierno
atragantados con los mismos titulares
de ayer, de mañana y de cien años más
con un hombre inmóvil en casa semáforo
como última señal
de que estamos cambiando de piel.

 

Mery Yolanda Sánchez. Nació en el Guamo Tolima el 30 de junio de 1956. Autora de múltiples libros de poesía. En 2012 su novela El Atajo recibió mención de Honor en el II concurso de Novela Breve de la Universidad Javeriana y fue publicada en 2014. Himpar Editores reimprimió El Atajo en 2019. Obtuvo mención en concurso El cuentista Inédito del Centro de Estudios Alejo Carpentier en 1987 y en 1994 Mención en el V Concurso Nacional de cuento Germán Vargas. Fue beneficiada con la Beca Nacional 1998 del Ministerio de Cultura por su proyecto Poesía en Escena (propuesta escénica para la presentación de lecturas de poesía que se realiza en Bogotá desde 1993). Ha orientado talleres de poesía para niños, jóvenes, población de internos en centros carcelarios y Habitantes de la calle. Dictó cursos de apreciación y creación literaria en la Universidad Nacional. Diseñó y ejecutó para el Comité de Derechos Humanos de la Personería de Bogotá el proyecto Puente Experimento Piloto (el teatro, la danza y la literatura como liberadores de la violencia intrafamiliar).